Viabilidad social de un proyecto: Primero evaluar, después anunciar
- anaclarapaz78
- hace 31 minutos
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Veamos si este ejemplo parece conocido: Una empresa invierte millones en planificar un proyecto de infraestructura industrial. Los ingenieros han seleccionado el lugar más apropiado: cerca de recursos naturales, con buena infraestructura y terrenos a precio razonable. Llega el día del anuncio rimbombante (quizás obligado por consideraciones no empresariales, y probablemente en forma demasiado anticipada). Ejecutivos y autoridades sonríen para las cámaras mientras realizan declaraciones optimistas y positivas, prometen empleos y desarrollo. Semanas después, comienzan a destacar públicamente las protestas.
La comunidad local organiza actividades públicas de denuncia del proyecto y los cuestionamientos que visualiza. Aparecen carteles de “No al proyecto”. El lenguaje de la propuesta se traslada a los medios y se generalizan conceptos de “megaproyecto”, “imposición”, “área de sacrificio” y “falta de consulta”. El proyecto comienza a estancarse en una batalla legal, política y mediática que parece no tener fin.
Proyectos como el del ejemplo, técnicamente impecables y económicamente viables, corren el riesgo de fracasar o sufren costosos retrasos porque se saltearon a la hora de la evaluación de riesgos un componente esencial: la viabilidad social.
La tendencia a anunciar proyectos sin estudios sociales previos es comprensible: los ejecutivos necesitan buenas noticias para afianzar financieramente el proyecto, los políticos quieren mostrar logros, y parece más eficiente resolver los “detalles sociales” sobre la marcha. Pero la experiencia demuestra que este enfoque suele ser el más costoso y arriesgado.
¿Qué es un estudio de viabilidad social de localización?
Un estudio de viabilidad social de localización es una evaluación sistemática que determina si un lugar específico es socialmente adecuado para un proyecto, considerando las características de las comunidades locales, sus percepciones, valores, preocupaciones y expectativas.
A diferencia de los estudios técnicos (que analizan si el proyecto “puede hacerse” físicamente) o económicos (que evalúan si “conviene hacerse” financieramente), el estudio de viabilidad social responde a la pregunta: “¿será este proyecto aceptado por la comunidad donde queremos instalarlo?”.
En términos sencillos, incluye:
Conocer a los vecinos: Identificar quiénes viven o usan el territorio, cómo se organizan y qué piensan.
Entender la historia del lugar: Saber si ha habido conflictos previos o experiencias que moldean la percepción local.
Mapear los usos actuales: Comprender cómo las personas utilizan el territorio y sus recursos actualmente.
Evaluar posibles impactos: Analizar cómo el proyecto podría afectar la vida cotidiana, positiva y negativamente.
Identificar preocupaciones y expectativas: Escuchar lo que la gente espera o teme del proyecto.
Porqué realizar un estudio de viabilidad social (¡antes de anunciar su proyecto!)
Ahorro de tiempo y dinero
Invertir en un estudio de viabilidad social tempranamente suele ser la opción más económica y eficiente a largo plazo. Estudios del Banco Mundial estiman que los conflictos sociales pueden incrementar los costos de un proyecto entre un 20% y un 140%, dependiendo de su magnitud y duración.
Un estudio de viabilidad social, en cambio, representa típicamente menos del 1% del costo total del proyecto y puede identificar problemas potenciales cuando aún hay flexibilidad para resolverlos sin grandes inversiones adicionales.
Diseño optimizado
Las comunidades locales poseen un conocimiento valioso sobre su territorio que ningún estudio técnico puede capturar completamente. Un buen estudio de viabilidad social aprovecha este conocimiento para mejorar el diseño del proyecto.
Construcción de confianza
La confianza es como el capital social de un proyecto: toma tiempo construirla, es fácil perderla, y una vez perdida, recuperarla es extremadamente costoso. Iniciar el diálogo con las comunidades desde las fases tempranas, escuchar genuinamente sus preocupaciones y demostrar disposición a adaptar aspectos del proyecto en respuesta a ellas, sienta las bases para una relación de confianza duradera.
Gestión de expectativas
Expectativas infladas sobre empleos, beneficios económicos o mejoras en servicios públicos pueden llevar a decepciones y conflictos futuros. Por otro lado, temores exagerados sobre impactos negativos pueden generar resistencia innecesaria. Un estudio de viabilidad social permite identificar estas expectativas y preocupaciones tempranamente, abordarlas con información clara y establecer compromisos realistas que el proyecto pueda cumplir.
¿Cuándo es imprescindible un estudio de viabilidad social?
Hay situaciones donde es absolutamente imprescindible un estudio de viabilidad social:
Zonas con conflictos previos: Si el área tiene historia de resistencia a proyectos similares o conflictos socioambientales no resueltos, ignorar esta realidad es una receta para el fracaso.
Presencia de comunidades vulnerables: Estos grupos suelen tener una relación especial con sus territorios que debe ser comprendida y respetada.
Proyectos con impactos visibles o percibidos como riesgosos: Actividades que generan ruido, polvo, tráfico pesado, o que involucran sustancias percibidas como peligrosas, inevitablemente generarán preocupación pública.
Competencia por recursos escasos: Cuando el proyecto puede competir con las comunidades por recursos como agua o tierra, las tensiones son prácticamente inevitables sin una gestión proactiva.
Zonas con alto valor cultural, histórico o ambiental: Áreas que tienen significado especial para las comunidades, aunque no estén oficialmente protegidas, requieren un manejo particularmente cuidadoso.
Si su proyecto presenta alguna de estas características, un estudio de viabilidad social es una necesidad estratégica.
El porqué de una mirada experta
Hay razones de peso para considerar una consultoría especializada en evaluación de aspectos sociales:
Mirada externa e imparcial
Una consultoría externa puede ofrecer una perspectiva objetiva, libre de los sesgos organizacionales o presiones internas que podrían influir en un equipo propio. Esta objetividad es crucial para ganar credibilidad tanto dentro de la empresa como con las partes interesadas externas.
Experiencia y conocimiento especializado
Las consultoras especializadas que han trabajado en múltiples proyectos y contextos, acumulan un conocimiento valioso sobre lo que funciona y lo que no. Esta experiencia comparada permite identificar riesgos que podrían pasar desapercibidos para quienes no están familiarizados con la gestión social.
Además, están al día con estándares internacionales, mejores prácticas y metodologías innovadoras que pueden aplicar a su proyecto específico.
Metodologías probadas
Desarrollar metodologías para mapeo de actores, evaluación de impactos o procesos participativos, son herramientas ya probadas y refinadas por los servicios expertos. Las consultoras cuentan con estas metodologías y saben cómo adaptarlas al contexto específico de cada proyecto.
Facilitación de diálogos difíciles
Un tercero neutral puede facilitar conversaciones que serían difíciles o imposibles en un formato directo empresa-comunidad, cuentan con la experiencia y saben cómo crear espacios seguros para el diálogo, manejar emociones fuertes y buscar puntos de encuentro entre posiciones aparentemente irreconciliables.
Traducción entre mundos
Una buena consultoría tiene capacidad para encontrar el idioma común entre los mundos corporativo y comunitario, que a menudo hablan lenguajes muy diferentes. Los consultores ayudan a que las preocupaciones comunitarias sean comprendidas en términos que los ejecutivos y técnicos puedan incorporar en sus decisiones, y a su vez, que la información técnica del proyecto sea accesible y significativa para las comunidades.
En resumen
Los estudios de viabilidad social de localización representan un cambio de paradigma en la forma de desarrollar proyectos: de un enfoque reactivo que intenta “gestionar” los problemas sociales una vez que surgen, a uno proactivo que los anticipa y previene.
En un mundo donde las expectativas sociales sobre las empresas son cada vez más altas y donde la información fluye instantáneamente, la vieja máxima “primero anunciar, después preguntar” ya no funciona. El nuevo mantra para proyectos exitosos debe ser: “primero preguntar, después anunciar”.
Prepárese para dar el primer paso hacia un enfoque más sostenible y responsable para su próximo proyecto.




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